jueves, 27 de septiembre de 2012

Mariscal de Campo Erich von Lewinski

las memorias del Mariscal de Campo Erich von Lewinski, más conocido por el nombre de Von Manstein (1887-1973).
Se debe a este famoso general el plan ofensivo que destrozó las defensas francesas en el frente occidental en 1940, la conquista de Crimea, la derrota de los ejércitos soviéticos que en la primavera de 1942 intentaron reconquistarla y la caída de Sebastopol, plaza fuerte cuya posesión no fue menor en intensidad y combates a los acaecidos pocos años después, e inmortalizados por el cine, a la conquista de la isla de Iwo Jima por las tropas norteamericanas.
                            
En 1942, noviembre, cuando se produjo el cerco al VI Ejército en Stalingrado, Von Manstein fue el encomendado por Hitler para salvarlo. Como comandante en jefe del Grupo de Ejércitos del Don (más tarde llamado “del Sur”) lo intentó y llegó hasta 50 km. de las líneas que contenían la bolsa del ejército cercado. No obstante la ofensiva soviética se lo impidió y los combates que siguieron le permitieron salvar el ala sur del despliegue alemán. Campaña que terminó con la retoma de Jarkov, en marzo de 1943, por la que se le concedieron las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero.
                  
En el verano de 1943 participa comandando una de las alas en la operación Ciudadela, la última ofensiva del ejército alemán que produjo el mayor combate de tanques de toda la historia militar, en Kursk.

Dirigiendo el Grupo de Ejércitos del Sur, se enfrentó al avance continuado soviético, retrocediendo hasta la frontera polaca. En marzo de 1944 y debido a su disidencia con Hitler respecto a como llevar las operaciones defensivas en el frente del Este, se le retira del mando y se lo condecora con las Espadas de la Cruz de Caballero. Nótese que es un caso muy especial ya que por ese entonces Hitler eliminaba comandantes de un plumazo y los enviaba a casa en medio de fuertes recriminaciones. Sin embargo en el caso de Von Manstein se hizo una excepción tanto más notable cuanto que la divergencia con su Comandante en Jefe era total.

Para él la guerra terminó un año antes, y en enero de 1945 evacua a su familia de Prusia Oriental para no caer en manos rusas. Posteriormente, ya terminada la guerra, es detenido por los británicos y en 1949 es sentenciado en Nüremberg por crímenes de guerra a 18 años de prisión; pena reducida a 12 años y posteriormente es liberado luego de pasar cuatro años en cautiverio. La carrera militar de Von Manstein no termina sin embargo aquí ya que ocupó el cargo de Consejero Militar de la Bunderwehr reconstruyendo el ejército federal (muy diferente a su predecesor) y también escribió dos libros, éste que comento y “Vida de un soldado”. Muere a los 86 años, en Baviera, rodeado por su familia.

Manstein fue considerado por sus colegas como un genio militar, y su vinculación con el gobierno nazi fue correcta pero tampoco de las más cercanas. Digamos que se mantuvo en un punto equidistante entre el respeto a la autoridad y su implicación fuertemente nacionalista y prusiana en el conflicto bélico que lo tuvo como un protagonista del Alto mando alemán. No ahorra críticas a la conducción de la guerra por parte de Hitler, críticas que probablemente eran comunes en los altos estamentos de la oficialidad, pero siempre aclara que siempre le fue fiel, no implicándose en la conspiración contra Hitler ni en ninguna otra clase de resistencia al régimen. En realidad por sus palabras escritas se puede deducir que Von Manstein creyó en Hitler como conductor de Alemania y sólo reparó en sus fallos cuando tuvo que confrontar en diferentes agitadas reuniones sus opiniones con Hitler.

Para Manstein Hitler reunía grandes condiciones: “… poderosa voluntad, nervios seguros, capaces de mantenerse hasta en las más agudas crisis, y una innegable perspicacia, además de apreciables facultades operativas y la de percatarse de las posibilidades reservadas a la técnica” (pág.382) pero por otro lado considera que a Hitler le faltaba “esa especial competencia militar que tiene su base en la experiencia y a la que nunca llegó a suplir enteramente su ‘intuición’” (pág.372)
 
Por lo tanto considera que Hitler fue un comandante excepcional, con importantes aciertos al principio de las operaciones que paradójicamente, lo llevaron a una estrategia equivocada cuando las circunstancias cambiaron radicalmente. Según Manstein Hitler adoptó un plan de aferrarse a las posiciones, típico de Stalin en la primera época de las grandes derrotas soviéticas, en vez de sacrificar objetivos secundarios en pro de alcanzar una gran movilidad de sus ejércitos y presentar batalla allí donde los rusos seguían siendo inferiores.

El libro está bien escrito, sin florituras, con lenguaje sobrio y claro. Resulta muy ilustrativo para el especialista y puede ser juzgado algo repetitivo para el lector ocasional. Manstein, tengo la sensación, escribe para colegas y para la historia y pretende dar su opinión sobre los hechos en que participó y fue responsable. No entra en cuestiones políticas generales, omite delicadamente las barbaridades que los ejércitos alemanes cometieron en territorio ocupado (más allá de unos breves comentarios que descalifican la política nazi en estas zonas invadidas), y destaca el valor, heroicidad y gran competencia de las tropas y oficialidad de su país. En este sentido no hay nada nuevo (¡qué esperar de quién comandó las operaciones de guerra!) y tampoco aporta nada de interés. En cambio, en el terreno propio de la conducción de las operaciones militares Manstein ha escrito un libro que será estudiado a menudo por los diversos ejércitos del mundo, ahora y en el futuro.
                                 
Erich Von Manstein escribió un clásico, y por ello merece la atención del especialista y del lector culto que prefiere ir a las fuentes, siempre que le sea posible hacerlo.

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