jueves, 13 de septiembre de 2012

Florián Geyer, 1490-1525

 Hitler,  uso el nombre de “Florián Geyer” para bautizar a la 8ª División de Caballería SS.   Florián Geyer fue un noble caballero alemán, famoso por su pericia con las armas, por su excelente trabajo como diplomático y mediador, y sobre todo, por convertirse en un famoso héroe popular de Alemania, tras su participación en el conflicto revolucionario alemán denominado como “Guerras Campesinas” (1524-1525). A diferencia de la mayoría de nobles alemanes, Geyer decidió usar su posición como noble, su experiencia militar y su riqueza personal para defender la Revolución Campesina que pretendía acabar con los terribles abusos que sufrían los más pobres por parte del clero y la nobleza del Imperio Germánico.
 
Florián Geyer von Giebelstadt, nació en el año 1490 en el castillo de Giebelstadt, cercano a Wurzburgo, en la región de Franconia. Tras la muerte de su padre, Vater Dietrich en 1492 y de sus dos hermanos mayores, se convirtió en señor del castillo de Giebelstadt y en el heredero de la fortuna y posesiones familiares, pudiendo estar así, libre de toda preocupación económica. Entre los años 1512 y 1513 Geyer estuvo como invitado en la corte del rey Enrique VIII de Inglaterra, donde conoció las ideas reformistas de John Wycliffe y los Lollardos. Los Lollardos pretendían una reforma de la iglesia, pidiendo mayor devoción a los sacerdotes y el retorno a la pureza
de las primeras comunidades cristianas.
 

Tras regresar de Inglaterra, Geyer retornó a sus posesiones donde permaneció tranquilo hasta que en 1517 se enfrentó a un serio problema. El Colegio de Neumünster le reclamaba el pago de grandes sumas de dinero, según ellos por intereses que se habían acumulado durante 350 años en que no había pagado a la Iglesia. Obviamente el Colegio estaba interesado en apoderarse de la fortuna de Geyer inventando una excusa, seguramente con papeles falsificados. Una cosa que la Iglesia solía hacer en la Época Medieval, aprovechando su monopolio de la cultura solían hacer papeles falsos para obtener tierras o prebendas, por eso es tan importante que los historiadores aprendamos Paleografía y Diplomática, para poder saber si un documento es verdadero o falso, no por antiguo tiene que ser necesariamente verdadero. En este caso la jugada le salió mal al Colegio de Neumünster, pues Geyer se negó a pagar el dinero. A consecuencia de su negativa Geyer fue excomulgado y proscrito hasta el fin de sus días. Este caso es una clara muestra de la corrupción de la iglesia en la época y del uso arbitrario que hacían de la religión.
                                
En 1519 Geyer se convirtió en vasallo del margrave Casimiro de Brandemburgo, (el titulo de margrave es similar al de príncipe). Como vasallo de Casimiro, Geyer comandó una tropa de lansquenetes enmarcada en el ejercito de la Liga Suabia (los lansquenetes eran tropas alemanas que combinaban la potencia defensiva de las picas y arcabuces con la ofensiva de los mandobles, las enormes espadas a dos manos. Vestían con vivos colores y participaban como mercenarios por toda Europa).
La Liga Suabia se enfrentaba al duque Ulrich de Württemberg, que contaba con los servicios del famoso caballero mercenario Götz von Berlichingen, pero ni siquiera éste pudo salvar al duque de la derrota. La exitosa participación de Geyer en la contienda hizo que el príncipe Casimiro lo enviara a finales de año con su hermano, Alberto de Brandemburgo, el Gran Maestre de la Orden de Caballeros Teutónicos, para que lo ayudara y asesorara militarmente en la guerra que mantenía la Orden contra Polonia. En 1521 Geyer fue el encargado de negociar una tregua que puso fin a la guerra entre la Orden Teutónica y Polonia. Su éxito como diplomático le brindó la posibilidad de viajar por numerosas Cortes Europeas en misión diplomática para Alberto de Brandemburgo.
  En 1523, Geyer acompaño a Alberto en la visita que éste hizo al sacerdote protestante Martin Lutero, en su sede de Wittenberg. Aunque no simpatizó del todo con Lutero, Geyer se sintió impresionado con las innovadoras ideas reformistas de éste, las cuales adoptó y como muchos otros nobles alemanes, Geyer decidió apoyar a Lutero en su lucha contra la jerarquía de la Iglesia Católica, una lucha que después será conocida como Reforma Protestante.

En 1524 estallaron las denominadas “Guerras Campesinas”, los campesinos, impulsados por la Reforma Luterana contra la Iglesia, entendieron que ésta reforma era una protesta contra las clases dominantes y que por tanto debía abarcarse a todos los ámbitos, no solo al religioso. Para ellos significaba lo mismo luchar contra los abusos de la Iglesia que contra los abusos de sus señores. Pero Lutero no apoyo la protesta campesina, sino todo lo contrario, se puso del lado de los nobles, los cuales a partir de entonces se convertirán en sus mayores defensores, haciendo que la Reforma triunfe. En su escrito “Contra las Hordas Asesinas y Ladronas del Campesinado”, Lutero exhortaba a los nobles a castigar rápida y sangrientamente a los campesinos: “Que sean aplastados, asfixiados y apuñalados tanto en público como en privado por cualquiera que pueda hacerlo, así como se mata a golpes a un perro rabioso.”
 
Thomas Müntzer, el principal discípulo de Lutero, calificó de traición la actitud de Lutero y lo acuso de haberse vendido a los nobles a cambio de protección y favores, (opinión que yo personalmente comparto). Müntzer se convirtió en el líder de los campesinos de Turingia, a los cuales consideraba los elegidos de Dios, para él los laicos y campesinos pobres veían con más claridad la palabra de Dios que los gobernantes desorientados por malos sacerdotes. Para Müntzer solo se lograría el advenimiento del Reino de Dios mediante una vigorosa reforma social que permitiera a los campesinos ser dueños de las granjas y minas donde eran explotados. Las ideas de Müntzer convertían el protestantismo en una especie de comunismo teológico.
Además de obtener tierras, Müntzer pretendía que los campesinos pudieran elegir en el cargo y destituir a los sacerdotes y decidir sobre los cargos políticos que tenían los nobles. También querían participar en la elección del cargo de Emperador.
 
La revuelta campesina iniciada el 24 de junio de 1524 por Hans Müller von Bulgenbach, en la región de la Selva Negra se extendió rápidamente por el centro, sur y occidente de Alemania, englobando las tierras del Tirol, Renania, Alsacia, los Obispados de Maguncia y Wurzburgo y la mayor parte de Franconia. Las bandas de campesinos sublevados superaban unidas los 30.000 hombres, pero su objetivo no era lanzarse a una guerra total contra los nobles, sino negociar mejoras para su condición, por ello, tras ponerse de acuerdo los principales cabecillas, los representantes de las bandas se reunieron en la ciudad de Memmingen, donde expusieron el 20 de marzo de 1525 un memorándum de 12 puntos en los que a través de un lenguaje bíblico pedían que se atendieran sus demandas. Obviamente, los nobles y clérigos no estaban dispuestos a ceder en sus privilegios, sobre todo después de los saqueos, asesinatos e incendios de castillos y conventos producidos al calor de los primeros estallidos de la revuelta. Mientras distraían a los campesinos con falsas muestras de negociación, en secreto, los nobles católicos y protestantes estaban reuniendo un ejército para suprimir la revuelta, el ejército de la Liga Suabia, al mando del senescal Jorge III de Waldburg-Zeil, y compuesto de 9000 infantes y 1500 jinetes de caballería pesada.
 
En el valle del Tauber los campesinos habían elegido como jefe regional a Florián Geyer, quien decidió sumarse a la causa de éstos para lograr una reforma que permitiera mejorar la vida de los campesinos y la pequeña burguesía. Geyer trataba a los campesinos como a iguales y trataba de ayudarles a organizarse. Geyer era un idealista que buscaba la supresión de los privilegios del clero y que el evangelio se convirtiera en el principal fundamento moral de la sociedad.

Geyer se dedicó a adiestrar a los 600 milicianos campesinos mal entrenados del Tauber, a los que reforzó con un puñado de caballeros de la baja nobleza que reclutó como mercenarios con su fortuna personal, fundando en Rothenburg a finales de marzo de 1525 la “Compañía Negra”, la única unidad de caballería pesada nobiliaria que peleó del lado de los campesinos durante la revolución. La experiencia militar de Geyer y su carisma entre los campesinos le permitió crear un grupo militar disciplinado y eficiente, capaz de oponerse a las fuerzas imperiales. Geyer decidió invadir Suabia con su “Compañía Negra”, buscando destruir los castillos y monasterios que pudieran servir de bases de avituallamiento al ejército de la Liga Suabia. Geyer prohibió a sus hombres dañar a las personas indefensas, pero algunos de sus hombres se descontrolaron y mataron a 50 nobles en Sweinsburg. Tras arrasar numerosos castillos y monasterios y cumplir así su objetivo estratégico de privar de bases al ejército imperial, Geyer decidió retornar a Franconia.
El ejército de la Liga Suabia era muy inferior al que podrían reunir todas las bandas campesinas unidas, pero aprovechó las disensiones entre ellas para atacarlas y destruirlas una por una.
 
El 4 de abril de 1525 el ejército de la Liga acabó con la banda campesina de la ciudad de Leipheim, lo cual motivó a la bandas del valle del Neckar y de Ondenwald a unirse con la banda del Tauber, dirigida por Geyer. Así surgió el ejército de Ondenwald, dirigido por Georg Metzler y compuesto de las tres bandas de campesinos. Sus efectivos sumaban los 12.000 hombres, una fuerza capaz de enfrentarse al ejército nobiliario. En venganza por la represión de la Liga Suabia, las tropas campesinas decidieron atacar los ricos obispados de Maguncia y Wurzburgo, para después dirigirse contra el Palatinado. En su camino hacia Wurzburgo, los campesinos “reclutaron” el 24 de abril al famoso caballero mercenario Götz von Berlichingen, pensando que con su ayuda podrían vencer fácilmente a las tropas nobiliarias. Götz consiguió ocupar Wurzburgo, pero poco después decidió abandonar el ejército campesino, aludiendo que solo se había comprometido a luchar por ellos 4 semanas.

La “Compañía Negra” consiguió derrotar varias veces a las tropas imperiales en el campo de batalla, convirtiéndose Geyer en un héroe popular famoso en toda Alemania, un héroe que liberaba a la gente de su yugo. Pero pese a sus éxitos locales en Wurzburgo, el ejército de la Liga Suabia estaba acabando poco a poco y fácilmente con las principales bandas rebeldes del resto de regiones del Imperio Germánico.
Los linchamientos de nobles y los saqueos de ciudades, castillos y catedrales fomentaban que la Liga de Suabia actuara cada vez con más dureza. El miedo a la represión y el cansancio de la guerra hizo que a medida que la contienda avanzaba, muchos campesinos regresaban a casa, y asimismo, varios nobles de la Compañía Negra que se habían unido junto a Geyer a la causa campesina desertaron o cambiaron de bando. Los campesinos del Tauber decidieron seguir los consejos de Geyer, que propugnaba llegar a un entendimiento para encontrar una salida pacífica al conflicto, y éste abandonó el ejército para dirigirse a Rothingen, con la idea de ejercer de mediador ante su viejo amigo, el margrave Casimiro de Brandemburgo.
El 15 de mayo de 1525 las bandas campesinas de Turingia, unos 10.000 hombres liderados por Thomas Müntzer, se enfrentaron en los alrededores de la ciudad de Frankenhausen a los ejércitos nobiliarios de Jorge de Sajonia apodado “El Barbudo” y de Felipe I de Hesse. Pese a obtener unos pequeños éxitos iníciales, la Batalla de Frankenhausen se saldó con la derrota total de los campesinos, que tuvieron más de 5000 bajas, por menos de 100 de los ejércitos nobiliarios. Thomas Müntzer fue torturado y decapitando, muriendo con él el espíritu y el alma de la rebelión.
 
La Compañía Negra fue informada falsamente de que los campesinos habían obtenido la victoria en Frankenhausen y partió para unirse a Müntzer y a los supuestos vencedores. Cuál sería su sorpresa cuando se encontró en la ciudad de Ingolstadt con el ejército de la Liga Suabia. Pese a la enorme desventaja numérica, la Compañía Negra de Florián Geyer consiguió resistir atrincherándose en las ruinas del castillo (que curiosamente ellos mismos habían arrasado meses antes) y en la catedral de la ciudad. El ejército de la Liga rodeó la zona por completo para evitar que los miembros de la Compañía Negra escaparan y tras eso se lanzó al asalto contra la ciudad. La Compañía Negra, pese a estar en una enorme desventaja en hombres y armamento, consiguió resistir dos asaltos consecutivos de las tropas imperiales, toda una muestra del entrenamiento y disciplina que tenían y que habían recibido de Florián Geyer. Tras ser humilladas por tan pocos hombres, las tropas de la Liga Suabia se enfurecieron y prendieron fuego a la catedral, muriendo abrasados casi todos sus defensores. Por último, los imperiales bombardearon las defensas del castillo y se lanzaron a un tercer asalto que esta vez tuvo éxito, muriendo en el combate casi todos los hombres de Geyer. Un puñado de caballeros consiguió escapar rompiendo el cerco al galope, entre ellos Geyer. Aunque hay otras versiones de la historia que dicen que Geyer había estado todo el tiempo en Rothingen.
Es probable que Geyer estuviera liderando la Compañía Negra durante la Batalla de Ingolstadt, eso explicaría la disciplina, tenacidad y coraje que mostraron los defensores. Sin el aliento de su jefe creo que la compañía no habría podido resistir tanto el asalto de fuerzas tan superiores y se habrían rendido a la primera oportunidad. Hay que tener también en cuenta los intentos de desprestigiar su figura que acontecieron tras el fin de la revuelta, lo cual oscurece las posibilidades de saber a ciencia cierta la verdad sobre el tema.
 
Estuviera o no en Ingolstadt, el caso es que fue uno de los pocos supervivientes del ejercito de Müntzer. Durante la noche del 9 al 10 de Junio de 1525, Geyer fue contactado en Wurzburgo por dos sirvientes de su cuñado Wilhelm von Grumbach, el cual tenía la intención de ayudarle a escapar y a reagrupar las fuerzas campesinas para continuar la lucha. Pero mientras Geyer cruzaba el bosque de Gramschatz, los dos sirvientes lo apuñalaron por la espalda, causándole la muerte. Tras robar sus pertenencias abandonaron el cuerpo en el bosque. El héroe moría traicionado, pero su leyenda perdurará hasta hoy en día.

El 4 de junio, el ejército de la Liga Suabia se enfrentó al ejército campesino de Ondenwald, compuesto de las bandas campesinas de Franconia. Al carecer de un líder militar de la talla de Götz von Berlichingen que unificara el mando, el ejercito campesino fue masacrado fácilmente, en dos horas murieron 8.000 campesinos. Las últimas bandas de campesinos que no se rindieron tuvieron un fin similar, acabando la rebelión el 24 de junio de 1525. Unas 100.000 personas habían muerto en el conflicto ocasionado por el sueño de libertada de los campesinos.
Por otro lado, los nobles consolidaron su posición y además muchos de ellos decidieron apoyar a Lutero en su contienda con el emperador Carlos V y el Papa. Entre ellos, el senescal Jorge von Waldburg-Zeil fue el más afortunado en la contienda, su acertada estrategia le granjeó ser premiado con vastos territorios en Suabia.

Florián Geyer se convirtió en una leyenda popular, admirado por sus ideales de mejorar el mundo en que vivía y por su ejemplo, al dejar todos sus lujos para combatir del lado de los que no tenían nada más que esperanza. Su romántica figura fue usada propagandísticamente en los siglos XIX y XX por el nacionalismo alemán, el marxismo e incluso por el nazismo. Frederick Engels le convirtió en un héroe del comunismo en su obra “La Guerra Campesina de Alemania”, publicada en 1850. Engels consideraba las Guerras Campesinas como un ejemplo de lucha de clases, y a Geyer como un héroe de las clases marginadas. La canción popular alemana llamada “Somos la Banda Negra de Geyer” fue adoptada como himno secundario por la Internacional Marxista.
En 1896 el dramaturgo Gerhart Hauptmann, creó un drama basado en la figura de Geyer, titulado “Florián Geyer”.
 
Finalmente Hitler,  uso el nombre de “Florián Geyer” para bautizar a la 8ª División de Caballería SS.

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