Buena parte de los textos nazis, o están prohibidos o son difíciles de encontrar. Desde muchos puntos de vista esto parece normal y hasta conveniente, dada la cantidad de barbaridades que se dicen en esos textos, y los ataques que en ellos se lanzan contra toda clase de colectivos. Resumiendo: la mayoría de las veces son textos que rezuman odio y prejuicios.
Sin embargo, como siempre sucede, prohibir un libro o silenciar un discurso también tiene efectos secundarios negativos. En este caso, el peor de ellos es que hoy casi nadie conoce el origen de los principios de la moderna propaganda política y sigue cayendo en los mismos errores que cayeron los que escucharon a los nazis o a los políticos de su época. Es triste, pero leer a Goebbels enseña más sobre política y medios de comunicación contemporáneos que muchos manuales que se pretenden basados en largos estudios sociológicos.
Precisamente por eso queremos hoy detallar los once principios de la propaganda moderna, obra del Doctor Goebbels. Supongo que a medida que los vayáis leyendo os resultarán cada vez más conocidos. Estos son:- Principio de simplificación y unificación del enemigo. Es necesario adoptar una única idea y un único símbolo. La mente y el corazón del pueblo no tiene sitio para más. Hay que lograr unificar al adversario en un único enemigo que reúna las características de todos y las condense.
- Principio del contagio. Es una particularización del anterior. Se trata de hacer extensivos los defectos de unos enemigos al resto, para que en la mente del pueblo sean todos iguales. Con el tiempo hay que lograr que las diferencias entre los adversarios sean insignificantes y los defectos, compartidos.
- Principio del espejo. Hay que acusar a nuestros adversarios de todos NUESTROS defectos, de modo que si ellos nos acusan parezca que están simplemente defendiéndose. Y en caso de que no sea posible, aplicar la máxima: “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.”
- Principio de la exageración y la desproporción: Se trata de convertir cualquier pequeña nimiedad en noticia, cualquier suceso en amenaza, cualquier broma en ofensa. El objetivo final es que el adversario no se atreva a opinar, ni a oponerse, ni a bromear siquiera.
- Principio de acercamiento a lo vulgar. La propaganda se dirige a la masa y debe adoptar por tanto el nivel del menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto mayor sea la masa, menor debe ser el mensaje intelectual y mayor el mensaje emocional. Hay que decir pocas cosas, muchas veces, y no cansarse nunca de repetirlas.
- Principio de rotación. La propaganda debe limitarse a muy pocas ideas y repetirlas de forma constante, presentarlas desde distintas perspectivas, con diferentes ejemplos, y con distintas palabras, pero siempre lo mismo. Sin fisuras ni dudas. Cualquier idea repetida el número suficiente de veces es verdad y oponerse a ella es de idiotas, porque la ha oído todo el mundo.
- Principio de agilidad. Se trata de emitir constantemente noticias, comunicados y discursos, de modo que cuando el adversario responda el público esté ya atento a otra cosa y se pueda elegir contestarle o no. Lo que responda el adversario carece de importancia y las acusaciones contra él serán crecientes, sin entrar a razonar ni a discutir nada, sino dando por hecho que en vez de responder se excusa, se disculpa o da pretextos.
- Principio de dispersión: Consiste en construir argumentos y razones tomando partes de distintas situaciones y hechos, aunque no tengan nada que ver entre sí. La gente pierde el hilo con facilidad y sólo ve que el principio ha llevado a la conclusión.
- Principio de menosprecio: no conceder importancia alguna a los argumentos del adversario, ni entrevistas a sus medios, ni respuestas a sus preguntas. Nada. La pregunta no conveniente no se responde.
- Principio del sustrato. Casi siempre, la propaganda funciona a partir de unas bases anteriores, obre todo en lo emocional. Esto es particularmente importante en todo lo que tenga que ver con la identidad personal, de clase, o identidad nacional. Un rico puede seguir sintiéndose clase obrera, un inmigrante puede desear sentorse aceptado, una mujer siempre es una mujer. Hay que explotar esa vena primitiva.
- Principio de unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», de modo que pensar de otro modo sea ser raro, inconveniente, antiestético o antisocial.
Anticomunistas porque el comunismo destruye al individuo, el deseo de prosperar y la voluntad de mejorar como individuos. El comunismo, además, tiene voluntad internacional y destruye la identidad de los pueblos.
Anticapitalistas, porque acusaban al libre mercado de ser el desencadenante del paro y de la crisis económica que hundía a Alemania. Su principal punto de ataque eran las multinacionales, por su excesivo poder y su capacidad de sustraerse a las leyes.
Antisemitismo, porque afirmaban que un judío sería siempre antes judío que alemán, y que en caso de conflicto de intereses sería un enemigo dentro la propia nación, defendiendo los intereses comerciales o políticos de un colectivo que no era ni sería el pueblo alemán.
¿Os suena de algo todo esto?
A mí, demasiado.
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