Una manera de arreglar la grave situación en la que nos encontramos es estudiando la Historia, pues en el pasado de la Humanidad nos vemos reflejados. Estudiando de cerca sus problemas, como los solucionaron o no, podemos aprender y aplicar ese conocimiento en la actualidad. El estudio de conflictos como el de la II Guerra Mundial obedece a ese tipo de cuestiones. La guerra es el fracaso del ser humano en sus relaciones con sus semejantes. En ocasiones la guerra es necesaria, nunca legitima, aunque hoy en día nos quieran engañar con tal cuestión, pero siempre son cruentas, mueren personas y se destruyen animales, propiedades y campos. Es necesario conocer bien que nos lleva a matarnos unos a otros para luchar contra la erradicación de la guerra. Puedes abordar el estudio de la II Guerra Mundial de muchas maneras: solemnidad, humor, cinismo, valor, épica, violencia…, pero hagas como lo hagas no significa que estés de acuerdo o no con lo que escribes, pero debes intentar no juzgar, no debes caer en la tentación de escribir la Historia de acuerdo con tu moralidad. Por eso, alguien que escriba libros sobre la guerra posiblemente esté en contra de ella, pero deja a un lado sus recelos y escribe con la mayor imparcialidad posible. Un ejemplo a seguir para todos los historiadores o divulgadores es Tucídides, destacado autor clásico griego que nos ha legado para la Historia su “Guerra del Peloponeso”, un modelo a imitar por todos en cuanto a neutralidad y amor por la verdad y la Historia.
Por eso, quien escribe libros sobre héroes alemanes de la II Guerra Mundial no es nazi, como no es un caníbal quien escribe libros sobre el canibalismo entre diferentes tribus del Amazonas. Es aberrante etiquetar a los autores de un libro de nazis sólo porque escriben libros de la II Guerra Mundial, y el crimen es aún mayor porque al hacer tal cosa se demuestra que ni siquiera se han leído las obras. Cuál fue mi sorpresa cuando me enteré que ciertos editores y distribuidores, de fuera de España en su mayoría, se han negado a distribuir nuestras obras de temática militar por considerar que son apología del nazismo. Si estas personas se hubieran tomado la molestia tan siquiera de leer nuestras introducciones en todas las obras, se habrían dado cuenta enseguida que los autores estamos en contra del nazismo, del comunismo y de todos los regímenes totalitarios y sangrientos, así como en contra de la barbarie de la guerra y de todas las atrocidades cometidas en ella, como ocurrió en la II Guerra Mundial, atrocidades cometidas por los todos los bandos en litigio, aunque sólo terminaran pagando ante la Justicia los perdedores. Pero es que además, no solamente escribimos libros sobre héroes alemanes, sino también sobre héroes americanos, soviéticos, ingleses, japoneses… y con cierta ironía, hemos constatado que prácticamente los únicos que se venden bien son precisamente los que tratan sobre nazis.
La serie de libros conocidos como CABALLEROS DE LA CRUZ DE HIERRO obedece, entre otras de menos importancia, a dos cuestiones. La primera es dar a conocer al gran público las motivaciones y los hechos que llevaron a la II Guerra Mundial, dado que en los últimos años está comenzando a crecer una especie de apatía hacia el conflicto no por falta de interés, sino por la manipulación de la Historia por parte de varios sectores empeñados en hacernos creer que el dicho conflicto en realidad fue poco menos que una escaramuza contra Hitler. Por poner un par de ejemplos, desde determinados países, la mayoría de credo islámico claramente fanático, se niega la existencia de los campos de concentración nazis y el intento de exterminio de los judíos por parte de Hitler y sus secuaces; el segundo ejemplo, consiste en negar sistemáticamente, por parte de partidos políticos afines al comunismo o por determinados países gobernados por caciques como Cuba o China, que la extinta Unión Soviética liderada por el criminal Stalin sea culpable de atroces crímenes de guerra y contra la Humanidad, la mayor parte de dichos crímenes contra su propio pueblo. Estos son tan sólo dos ejemplos de los muchos que en la actualidad debemos padecer aquellos que nos dedicamos a estudiar y divulgar la Historia en todas sus facetas. El fanatismo de unos, la ceguera y cobardía de otros y las morales políticamente correctas son el primer paso para borrar nuestro verdadero conocimiento de la Historia y volver a cometer los errores del pasado.
La segunda cuestión es dar al conflicto el punto de vista alemán, pero no el punto de vista puramente nazi, racista, fascista y criminal, sino el de los hombres y mujeres que lucharon por su país motivados por la creencia de que estaban haciendo lo correcto y que se les debían compensaciones por la “traición” de la Primera Guerra Mundial y por el infame Tratado de Versalles, redactado por los ambiciosos, ruines y ciegos dirigentes aliados, que se vieron obligados a firmar y que les supuso entrar en una pobreza económica extrema. El valor humano se encuentra en todos los países, en todas las razas y todas las culturas. Los alemanes de la II Guerra Mundial lucharon con un valor y una tenacidad extrema, contra múltiples enemigos que les superaban en armamento, soldados y, al final, incluso en tecnología. Por una serie de circunstancias, el soldado alemán, por término medio, llegó a ser muy superior al resto de combatientes del conflicto; fueron los mejores soldados de infantería, los mejores pilotos, los mejores estrategas y los mejores capitanes de submarinos, pero nada de eso les sirvió, irónicamente, para ganar la guerra, puesto que la estupidez y ceguera nazi era tan grande, tan patéticos sus dirigentes, acaudillados por Hitler, que era imposible que, a partir de determinado año de la guerra, pudieran ganar. Eso no quita que sus gestas fueran grandes, que en mitad del horror y la muerte sus hazañas brillaran con luz propia, siendo hasta elogiadas por sus enemigos con total sinceridad.
Los libros de CABALLEROS DE LA CRUZ DE HIERRO son un compendio de esos soldados, héroes que no cometieron crímenes de guerra ni contra la Humanidad, sino que lucharon en defensa de su país, siguiendo órdenes e impulsados por una creencia en la victoria y el honor muy difícil de comprender hoy en día. A pesar de todo, combatieron por ideales equivocados. Tampoco esto quita la responsabilidad que Alemania tuvo en la II Guerra Mundial, pero una cosa es el nazismo, la afiliación a un partido político y compartir sus máximas, y otra muy distinta ser un soldado sin responsabilidades en ese sentido, excepto si sabían lo que estaba ocurriendo y no hicieron nada. En CABALLEROS DE LA CRUZ DE HIERRO no encontraréis criminales, ni asesinos condecorados por haber asesinado civiles, judíos o polacos, ni médicos que hicieron atroces experimentos con prisioneros ni oficiales de las Waffen-SS encargados de realizar fusilamientos masivos contra poblaciones o judíos. Por tanto, nuestros libros de temática militar son una apología al valor de los soldados que luchan contra lo imposible pero aún así no se rinden, y también una apología al respeto y la verdad en la Historia. No son una apología al nazismo, como dicen algunos, y remitiéndome al principio, queda muy clara nuestra postura en todos nuestros libros; sólo hay que tomarse la molestia de leerlos.
En medio de tanta miseria, crueldad, muerte y destrucción, nos quedamos con la valentía, la capacidad del ser humano para medrar ante las más espantosas de las adversidades y superarse a sí mismo. Aprendamos de nuestro pasado para no volver a tropezar con la misma piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario