domingo, 13 de octubre de 2013

Churchill se baja los pantalones ante Roosevelt

Después de un insólito día de descanso, la Luftwaffe ha reanudado el Blitz y vuelto a atacar Gran Bretaña con dureza, en especial Londres, donde la Casa de los Comunes y la Torre de Londres, entre otros muchos edificios, han resultado alcanzados por las bombas. El Alto Mando de la Wehrmacht ha anunciado que durante el pasado mes de Noviembre la Luftwaffe ha arrojado 7.455 toneladas de bombas sobre Inglaterra y estipula que los británicos han lanzado unas 475 toneladas de bombas sobre Alemania en el mismo periodo.

Gott straffe Engelland! ¡Dios castigue a Inglaterra!

En otro comunicado del Alto Mando, se ha anunciado que durante la noche del 8 al 9 de diciembre, en represalia por los asaltos aéreos británicos contra las ciudades alemanas occidentales, la Luftwaffe ha reunido numerosas fuerzas en un gran asalto contra Londres que se ha prolongado desde la caída de la noche hasta la mañana. La visibilidad era buena y los bombarderos han arrojado bombas de los mayores calibres sobre la ciudad y en especial sobre vitales instalaciones de suministro. Se han desatado enormes incendios en muchos puntos que durante el transcurrir de la noche se han unido para formar un único y gigantesco mar de llamas.
Dentro de las trágicas circunstancias que rodean a su país en estos tiempos, con su ejército derrotado, sus ciudades reducidas a escombros, su fuerza aérea convertida en una patética sombra incapaz de contener el Blitz y su marina mercante y de guerra doblegada ante el desafío de los U-Boote y la Kriegsmarine, el inefable Winston Churchill le ha enviado hoy un telegrama a su colega al otro lado del Atlántico, Franklin Delano Roosevelt, resumiéndole los principales acontecimientos del año 1940, la situación actual y lo que cree que Gran Bretaña necesitará de los Estados Unidos para poder sobrevivir y, en último término, alcanzar la victoria.



¿No han muerto ya suficientes neutrales por Inglaterra, señor Churchill? Ahora, Churchill intenta arrastrar a la guerra a Irlanda y a los Estados Unidos.


El mensaje de Churchill ha sido poco menos que una súplica desesperada. En primer logar, ha solicitado a Roosevelt que la Marina de Estados Unidos amplíe sus Patrullas Neutrales mucho más al interior del Atlántico y que presione a Irlanda para que permita el empleo de los puertos occidentales irlandeses a los buques de guerra aliados o norteamericanos. A cambio, Churchill promete “intentar” reunificar Irlanda después de la guerra convocando a la población de Irlanda del Norte a una consulta democrática para que se una con el sur si así lo desea.

El principal problema con el que tendrá que enfrentarse el Reino Unido en el año 1941, según ha reconocido Churchill, será la falta de buques mercantes para transportar los 43 millones de toneladas de suministros que Gran Bretaña precisa anualmente y la escasez de buques de escolta con que protegerlos de los U-Boote y de los aviones anti-buque de largo alcance de la Luftwaffe. Le ha pedido a Roosevelt, por tanto, que Estados Unidos fabrique abundantes mercantes para empleo británico. También le ha solicitado un suministro de 2.000 aviones de combate al mes, la mayoría de ellos bombarderos pesados.



La cruda realidad: el león inglés ya no domina el mundo.
Para rematar el telegrama, Churchill le ha reconocido a Roosevelt que Gran Bretaña no se encuentra en situación de poder atender al pago de todas esas armas. Toma ya. Pedigüeño y además, miserable.


Qué mal le vemos, señor Churchill. Sin aliados, sin amigos, sin mercantes, sin buques de guerra, sin aviones, sin bombarderos y sin dinero. ¿No cree que ha llegado la hora de la paz?

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