DANTZIG: La pequeña ciudad a orillas del Báltico que se ha convertido en la capital temporal del Reich desde que Hitler estableció su cuartel general allí el día 19, es testigo de un pequeño “drama” entre las diversas armas de la Wehrmacht. El Heer, representado por su comandante Von Brachitsch, responsabiliza a la Luftwaffe de las bajas sufridas por error el día antes. Goerin, comandante de la Luftwaffe, niega tal acusación, y delante de todos los altos cargos del Reich, ambos altos oficiales comienzan a discutir acaloradamente, estando a punto de llegar a las manos. Hitler se ve obligado a mediar entre ambos y da por zanjado el asunto. Es imposible saber que le dijo a cada uno o si llegaron a algún tipo de compromiso…
Al margen de sus labores pacificando a sus propios lugartenientes, el Führer ordena que los civiles polacos no puedan abandonar Varsovia y defiende la continuación de los bombardeos sobre la ciudad como medio para aterrorizar a la población civil y conseguir la rendición. Al mismo tiempo, Hitler firma la “Directiva de Guerra Nº 4”, ordenando incrementar la acción contra los buques británicos, evitar cualquier choque en tierra y aire con ingleses y franceses y concluir rápidamente las operaciones en Polonia.
Desde esta ciudad, donde ha establecido temporalmente su cuartel general, Hitler autoriza oficialmente el plan de eutanasia obligatoria redactado unos días antes. El plan, que será conocido como Acción T-4 tradará aun varias semanas en aplicarse y en formalizarse. Los siempre tan legalistas alemanes querrán además dar un marco legal adecuado a algo que va contra toda noción de humanidad. Hitler también ordena la aplicación inmediata del Plan Heydrich, formalizado unos días atrás, en la Polonia ocupada. Intelectuales, sacerdotes y políticos polacos deberán ser detenidos y ejecutados. En cuanto a los judíos, deberán de ser concentrados en guetos en las principales ciudades mientras se decide que hacer con ellos.En el Bzura, los polacos logran reconquistar, a costa de fuertes pérdidas, varios pueblos durante la mañana. Serán sus últimas ganancias territoriales, al menos en dirección sur. ras dos días de desconcierto y cierta indecisión, el General Von Runstedt pone a su Grupo de Ejércitos Sur en marcha para lanzar un contraataque. Desde el sur, el 10º Ejército Alemán, y desde el norte, el 4º Ejército de Kluge, comienzan a converger sobre el área del Bzura. Las Divisiones Panzer 1ª y 4ª (en la foto) y la División SS Leibstandarte Adolf Hitler también abandonan sus posiciones y empiezan a trasladarse al área. El plan del brillante Von Runstedt es embolsar a los polacos aprovechando los ríos Bzura y Vístula. De esta manera, habrá cercado a la mayor concentración de tropas enemigas que se interpone entre el frente alemán y Varsovia, el botín que tanto ansían los alemanes.
En el resto de frentes, el agotamiento, la desorganización y la falta de municiones empiezan a hacer mella en los polacos. La bolsa de Radom, cercada desde el día 8, se rinde; son capturados 60.000 soldados polacos como los de la foto, lo que adicionalmente libera más tropas alemanas para marchar hacia el Bzura. En el norte, las líneas polacas en el río Narev se rompen finalmente ante la presión del XIX Cuerpo Panzer de Guderian. Al avezado general de panzers le ha costado cuatro días de furiosos combates y fuertes bajas conseguir vencer la tenaz resistencia polaca. La victoria de Guderian permite al 3ª Ejército Alemán de Von Küchler avanzar hacia Varsovia desde el norte. Consciente de lo amenazada que está la ciudad, el Alto Mando Polaco ordena que la capital polaca sea defendida a cualquier coste.
Solo en los Cárpatos hay buenas noticias para los polacos. Allí la 10ª Brigada Motorizada Polaca ha conseguido frenar a las divisiones panzer 5ª y 2ª (asignadas al 14º Ejército) en una dura batalla en Jaroslav. De acuerdo con lo planeado ayer por Von Runstedt, los Ejércitos Alemanes 4º y 8º convergen, y el 16º Cuerpo Panzer llega al Vístula con sus 1ª y4ª Panzerdivissionen. En pocas palabras: las fuerzas polacas del Bzura han quedado cercadas. El General Tadeusz Kurtrzeba, que manda a los polacos en el Bzura, ordena a sus hombres detener el ataque hacia el sur. Su situación es muy compleja: si continúa machacando el flanco del 8º Ejército Alemán podría conseguir romper el frente y provocar un grave daño a los alemanes; esto se traduciría a su vez en tiempo extra para los defensores de Varsovia y para que los franceses organicen su prometida gran ofensiva. Pero si sigue avanzando, arriesga a todas sus tropas a quedar aisladas y ser destruidas. Finalmente, Kurtrzeba opta por tratar de reorganizar a sus hombres y tratar de escapar hacia la cada vez más amenazada Varsovia. La contraofensiva polaca del Bzura ha terminado, no así la batalla por el control de ese pequeño río polaco.
En Varsovia, el 3º Ejército alemán cruza el Narev y comienza a reorganizarse al noroeste de la ciudad, preparándose para su asalto. Pese a que la situación es desesperada y que nadie en el gobierno o en las fuerzas armadas espera que Varsovia pueda resistir, la guarnición de la capital se prepara para un combate casa por casa. En el sudeste de Polonia, las vanguardias del 14º Ejército Alemán toman Lemberg (Lvov), a costa de fuertes combates. Pese a todos los desastres, la voluntad de lucha de los polacos permanece inquebrantable.La 1ª División de Montaña Alemana, dirigida por el General Schöner, llega a la ciudad de Lublin, en Polonia central. Tras intentar tomar la ciudad dos veces, siendo rechazados, los alemanes deciden sitiarla y bombardearla. Once batallones polacos, formados improvisadamente con soldados de unidades dispersas y civiles armados, defienden la plaza.
En el Bzura, el general Kurtrzeba recibe una orden del Alto Mando Polaco: debe atacar hacia el sur, en dirección a Radom, con la esperanza de que pueda romper el frente y escapar hacia Rumania con todas sus fuerzas. Evidentemente, el Alto Mando Polaco desconoce lo delicada de la situación en el Bzura; Kurtrzeba opta por una acción más realista, y lanza un ataque en dirección este, centrado en la localidad de Sochaczew y protagonizado por las divisiones de infantería 26ª, 16ª y 4ª, dirigidas las tres por el General Wladyslaw Bortnowski. El objetivo es conseguir romper el frente y conseguir llegar a Varsovia. Se opone a este ataque la agotada 4ª División Panzer, que acaba de llegar procedente de las afueras de Varsovia. Los combates se sucederán durante todo el día, con gran virulencia y fuertes bajas en ambos bandos.En el Báltico, se rinde a primera hora de la mañana el puerto de Gydnia, a pocos kilómetros de donde se inició la Guerra hace dos semanas. Tras una semana de combates, los 17.000 polacos que defendían la plaza de Gydnia, bajo el mando del comandante Skupien, han sufrido 2.000 bajas y han acabado rindiéndose por falta de suministros. Era el último puerto polaco que seguía resistiendo. Algunos soldados polacos continúan luchando en forma de guerrilla en los montes Oksywie, también en la región del Báltico.
En el Bzura, la contraofensiva polaca iniciada ayer con objeto de levantar el cerco fracasa ante la resistencia de la 4ª División Panzer, la cual, pese a su agotamiento tras dos semanas de operaciones ininterrumpidas, ha conseguido frenar a los polacos a costa de grandes bajas (como el Panzer II de la foto). En Polonia Central, el XIX Cuerpo Panzer de Guderian inicia un doble ataque contra Brest y Kobryn, encontrándose con una fuerte resistencia que tardarán tres días en vencer. Al nordeste de Varsovia, el 3º Ejército Alemán empieza a cruzar el Narev a las afueras de Modlin y se aproxima rápidamente a la capital.
Algo alejado de los frentes de guerra, empieza a darse forma uno de los cientos de pequeños y curiosos sucesos que jalonan la historia de la Segunda Guerra Mundial. El submarino polaco Orzel estaba patrullando el Báltico cuando la invasión alemana los sorprendió. Tras pasar las dos primeras semanas de la Guerra esquivando a las patrullas de la Kriegsmarine, el Orzel y sus tripulantes llegaron al puerto estonio de Tallin debido a que su capitán se encontraba enfermo. Según la Convención de Ginebra, un buque beligerante puede amarrar con permiso en un puerto neutral siempre y cuando su estancia sea menor que 24 horas. ElOrzel llegó a Tallin con esa intención, pero las autoridades estonias, presionadas por los alemanes, confiscaron el submarino y arrestaron a su tripulación. El capitán fue internado en un hospital y el Teniente de Navío Jan Grudzinski asumió el mando de la tripulación. Inmediatamente, el nuevo comandante empezó a trazar un plan para escapar y recuperar el submarino… En el Bzura, se producen algunos de los combates más duros de la campaña. Tras la fracasada contraofensiva polaca de antesdeayer, los alemanes se toman la revancha. El 10ª Ejército ataca con tres divisiones panzer, tres ligeras y dos motorizadas (unos 800 tanques en total), a las fuerzas polacas cercadas en el Bzura, todo con fuerte apoyo aéreo de la Luftwaffe. Al final del día, los alemanes han conseguido tomar la estratégica localidad de Sochaczew, una cabeza de puente sobre el Bzura, y han obligado a los polacos a concentrarse en un triángulo formado por los ríos Bzura, Vístula y el frente del 10º Ejército Alemán. El cerco se irá estrechando rápidamente en torno a la localidad de Kutno.
En otros frentes la jornada es igual o incluso más intensa. Al este de Varsovia, Guderian consigue capturar algunas posiciones cercanas a la ciudad de Brest-Litovsk, a unas 120 millas de la capital. Precisamente, en Varsovia, el general Juliusz Rommel (nada que ver con el futuro zorro del desierto), jefe de estado mayor del Ejército Varsovia, rechaza una oferta de rendición formulada por los alemanes. En el norte de la ciudad, las avanzadas del 3º Ejército Alemán, que ayer cruzaron el río Narev, empiezan a atacar los suburbios de la ciudad. El barrio de Praga, al oeste del Vístula, es destruido durante los combates, en los que se distingue el 21º Regimiento de Infantería Polaca “Los niños de Varsovia”. La batalla definitiva por Varsovia ha comenzado.
En Varsovia, el 16º Panzerkorps desde el sur y el oeste, y la 2º División de Infantería Alemana desde el norte, han conseguido aislar la ciudad ya por completo. El asedio de Varsovia es ya un hecho. A las 8:00 el general Czuma, al mando de la guarnición polaca, recibe un ultimátum de los alemanes: si entrega la ciudad antes de las 3:00 de la siguiente madrugada, sus tropas y la población civil recibirán buen trato. En caso contrario, los alemanes iniciarán el asalto a la ciudad sin contemplaciones. Czuma rechaza de lleno las condiciones alemanas. La capital polaca se ha convertido en una auténtica fortaleza, defendida por 120.000 soldados procedentes de unidades que han ido replegándose desde otros frentes. Las calles se han llenado de barricadas improvisadas, los edificios se han fortificado y se ha construido una red subterránea de túneles. Tomar Varsovia iba a costar a los alemanes un fuerte precio en hombres. Siguiendo en la capital polaca, hoy se celebra el Año Nuevo Judío, y la Luftwaffe hace su particular celebración bombardeando el barrio judío de Varsovia. En la foto de la izquierda, civiles polacos miran al cielo en la Varsovia asediada. El cartel, uno de los pocos que se realizaron durante la Campaña Polaca, dice "A las armas. Unidos derrotaremos al enemigo".
En el frente del Bzura continúa el ataque alemán. Los Ejércitos 4º y 8º Alemanes toman Kutno, empujando a los restos de las fuerzas polacas contra las riberas occidentales del Bzura. También cae hoy la localidad de Ruszki, donde la 1ª División Panzer ha atacado y destruido a la 25ª División de Infantería Polaca. Para apoyar la ofensiva por tierra, la Luftwaffe lanza fuertes ataques aéreos y prepara la que será la mayor operación aérea hasta ese momento para el día siguiente. Consciente de que la bolsa del Bzura se está hundiendo, el Alto Mando Polaco ordena al General Kurtrzeba que inicie una retirada en dirección Varsovia. El hábil pero abrumado general polaco tratará de trazar un plan en ese sentido durante toda la noche, en medio de los ataques alemanes.
Operaciones en Polonia entre el 14 de Septiembre y el 6 de Octubre. Obsérvense las dos grandes bolsas polacas que se han formado en el Bzura y en Varsovia.Con las primeras luces del alba, el Ejército Rojo invade Polonia. Pese a que durante los últimos días habían crecido en ese sentido los rumores en la prensa y en las cancillerías de toda Europa, la intervención soviética causa una honda impresión en todo el mundo y es un jarro de agua fría para los aliados, en especial y lógicamente para Polonia. Las ansias expansionistas de Stalin, que no ha dudado en pactar con los nazis, son ya una realidad; nazis y comunistas sellan así su temporal alianza, ignorantes de la desagradable sorpresa que el destino les depara en apenas un par de años. El dictador comunista ha movilizado amplias fuerzas para invadir Polonia Oriental. Sobre el Frente Bielorruso de Kovalev y el Frente Ucraniano de Timoshenko recae la responsabilidad de la invasión. Ambos grupos de ejércitos están formados por 25 divisiones de infantería, 16 de caballería y 12 brigadas de carros, con unos efectivos totales de 466.516 hombres y 3.739 carros blindados.
Las defensas polacas en la frontera polaco-soviética son casi inexistentes, ya que todas las unidades militares están luchando contra los alemanes. Solo quedan 18 batallones del Cuerpo de Defensa de Fronteras (KOP) con unos 12.000 hombres y escaso apoyo artilleros. Tras varias escaramuzas entre las vanguardias soviéticas y el KOP, por la tarde el alto mando polaco ordena a sus unidades no atacar a los soviéticos y solo presentar resistencia en caso de defensa propia. Para las autoridades polacas, resulta evidente que ya apenas hay esperanzas y que ni siquiera sus aliados británicos y franceses actuarán en esta ocasión contra los rusos. No todas las unidades polacas obedecen las órdenes, y las escaramuzas se sucederán en diversos puntos, sobre todo alrededor de las grandes ciudades.
En el frente contra Alemania, el general Guderian consigue tomar por fin Brest-Litovsk y Brzesc. En el frente del Bzura, el 16º Cuerpo Panzer lanza un nuevo ataque general contra los polacos cercados. La Luftwaffe colabora lanzando una incursión masiva: 820 aviones arrojan 328.000 kg. de bombas en la que se convierte en la operación aérea más grande hasta el momento. La situación de los cercados es dramática, así que durante la tarde, el general Kutrzeba ordena a los supervivientes que rompan el frente en el norte, en Sochaczew. Las divisiones de infantería polacas 15ª y 25ª y dos brigadas de caballería consiguen escapar hábilmente al anochecer, burlando a la agotada 4ª División Panzer y dirigiéndose a Varsovia a través del relativamente despejado bosque de Kampinos. La fuga, un auténtico milagro, permite a miles de polacos escapar del cerco, aunque tienen que abandonar todo su equipo pesado, como vehículos y cañones (como muestra la foto). El resto de unidades polacas no consigue escapar y continúa resistiendo cada vez más desorganizadamente.
Ante la invasión soviética, el gobierno polaco decide abandonar Polonia y huir a Rumania, y ordena a todas las fuerzas militares que puedan que hagan lo mismo. Las últimas unidades que le quedan a la Fuerza Aérea Polaca realizan su último vuelo hacia Rumania, lo cual no les impide derribar seis aviones soviéticos. Los 43 aviones polacos supervivientes irán llegando a Rumania entre hoy y mañana.En la zona oriental, los soviéticos han avanzado entre ayer y hoy más de 100 kilómetros, encontrando muy poca resistencia. Sin embargo, sus unidades están sufriendo numerosos problemas técnicos, y cientos de carros van quedando rezagados víctimas de las averías. En Brest-Litovsk, las vanguardias del Frente Ucraniano Soviético se encuentran con el XIX Panzercorps de Guderian. En estos momentos, los alemanes ocupan cien millas cuadradas de territorio polaco que le corresponden a la URSS en virtud del reparto acordado en Agosto. Los soldados alemanes y soviéticos irán superando los primeros momentos de recelo mutuo, y acabarán confraternizando para disgusto de sus respectivos oficiales. Ninguno de estos soldados, para los que la alta política y la diplomacia queda muy lejos, podía sospechar lo que el destino aguardaba a sus países.
En el Bzura, los alemanes descubren la huída nocturna de los polacos y consiguen taponar la brecha en Sachoczew. Acto seguido, reanudan su ataque desde el sur, con apoyo de 300 aviones de la Luftwaffe y artillería pesada. Las unidades polacas que siguen copadas resisten heroicamente con lo poco que les queda, aunque con cada vez menos intensidad. Los oficiales polacos informan a lo que queda de su Alto Mando que ya apenas tienen munición ni alimentos pero que resistirán hasta donde puedan. Las dos divisiones que han conseguido escapar continúan abriéndose paso a través del bosque de Kampinos hacia Varsovia.
Internados desde el pasado día 14 en el puerto neutral de Tallin, los tripulantes del submarino polaco Orzel deciden pasar a la acción. Dirigidos por el Teniente de Navío Grudzinski, los marineros polacos, recluidos en el puerto militar, inmovilizaron a los guardias estonios y escaparon. En una acción digna de Hollywood, los marineros polacos desconectaron los reflectores del puerto y encontraron a su nave. Los estonios habían retirado del sumergible polaco la mayor parte del armamento y todas las cartas de navegación, pero el Orzel aun podía navegar. Mientras los polacos subían a bordo e intentaban escapar mar adentro, los soldados estonios descubrieron su fuga y comenzaron a sonar las sirenas. Navegando solo medio sumergido por la escasa profundidad del puerto, el Orzel escapó mientras era ametrallado por sus antiguos captores. La primera gran fuga la Segunda Guerra Mundial había tenido lugar.
Pero la del Orzel no es la única fuga del día. Un grupo de criptógrafos polacos consigue, en un peligroso periplo también digno de una película, abandonar la asediada Varsovia y volar hacia París. Portan con ellos un pequeño tesoro que podría cambiar el curso de la Guerra: dos máquinas “Enigma”, reconstruidas pacientemente por los polacos a través de una serie de planos que habían conseguido años antes de un agente doble alemán. La máquina Enigma es un dispositivo electromecánico, de tamaño y apariencia similar a una máquina de escribir, con unos rotores en su interior, y que permitía a la Wehrmacht codificar y descodificar rápidamente sus comunicaciones. Como es lógico, descubrir los códigos y conocer las comunicaciones enemigas puede alterar ya no el curso de una batalla, sino el desarrollo de toda una guerra, y es por ello que las máquinas Enigma capturadas son de vital importancia para los aliados.
En Rumania, el gobierno polaco cruza la frontera. Acto seguido es detenido y puesto bajo arresto domiciliario por las autoridades rumanas. Esta detención no es más que una cortina de humo del gobierno rumano de Armand Calinescu, que no desea enturbiar en demasía sus relaciones con Alemania pero que apoya claramente a los polacos. Por ejemplo, el gobierno rumano se niega a cerrar sus fronteras y permite que miles de refugiados polacos, incluyendo a aquellos soldados que abandonen sus armas, sigan entrando en su país y puedan escapar a territorio aliado.Agotadas sus reservas de alimentos y munición, las tropas polacas cercadas en el Bzura se rinden. Los alemanes capturan 170.000 soldados polacos, 32.000 de ellos heridos. La contraofensiva del Bzura ha terminado. Durante estos diez días, las fuerzas polacas del general Kutrzeba han infligido 8.000 muertos a los alemanes y han destruido 50 tanques, 100 vehículos y 20 cañones enemigos. Por el contrario, los polacos han sufrido 20.000 bajas mortales. Pese a que no ha servido para alterar el curso de la guerra, la contraofensiva del Bzura ha permitido a los polacos ganar casi una semana para reorganizar sus fuerzas y preparar la defensa de Varsovia. Su recuerdo hubiera de servir de recordatorio no solo de la heroicidad del pueblo polaco, sino también de la traición occidental a Polonia. Mientras los polacos luchaban desesperadamente por un poco más de tiempo, franceses e ingleses se encongían de hombros indiferentes. En el plano de la teoría militar, la batalla del Bzura ha puesto también de manifiesto los problemas de la Blitzkrieg: el distanciamiento de las unidades acorazadas de la infantería, los problemas a la hora de asegurar los flancos de los ejércitos en movimiento y la todavía insuficiente coordinación entre las distintas unidades. Los propios alemanes reconocen que si los polacos hubiesen atacado unos días antes, antes de que las divisiones panzer hubiesen llegado a Varsovia, probablemente la ofensiva hubiese tenido éxito. Pese a la rendición, la infantería alemana lanza misiones de limpieza para acabar con los restos polacos que siguen resistiendo. Los combates continuarán esporádicamente durante dos días más.
La rendición de las fuerzas del Bzura deja al ejército polaco concentrado en tres puntos: Varsovia, Lublin (ambas ciudades ya asediadas) y los Cárpatos, desde donde los polacos tratan de huir a Rumania, además de algunas unidades dispersas que se han ido quedando aisladas.
En Varsovia, comienzan a llegar los restos de las fuerzas que consiguieron huir del Bzura, incluyendo al general Ktrzeba, que han atravesado el Bosque de Kampinos esquivando a los alemanes. Para romper el cerco alemán, el 60º Regimiento de Infantería Polaco lanza un ataque al noroeste de la ciudad, que permite que la mayor parte de las fuerzas que huyeron del Bzura consigan entrar en la capital polaca para reforzar sus defensas. Mientras, los alemanes continúan preparándose para el asalto a la capital polaca.
En Lublin llegan las fuerzas soviéticas del 6º Ejército Soviético; los hombres de la 1ª División de Montaña Alemana asedian la ciudad desde el día 13. Rusos y alemanes comienzan a negociar con los sitiados para que rindan la plaza a sus respectivos ejércitos. Más al nordeste, el Frente de Bielorrusia Soviético asalta y toma, tras fuertes combates, la ciudad de Vilna. Este será uno de los enfrentamientos principales que protagonicen los rusos en su invasión de Polonia Oriental.
En el Báltico, Hitler entra triunfal en la ciudad de Danzig. Ante una multitud enfervorizada, el líder alemán proclama la anexión de la ciudad al Reich Alemán y hace un discurso en el que ofrece un arreglo pacífico a Francia y Reino Unido, ya que las exigencias territoriales alemanas han quedado ya plenamente satisfechas. Tras dos décadas de ilógica división, los habitantes germanos de Danzig se reintegran en su nación, Alemania. El Führer residirá durante una semana en la bella ciudad báltica, en concreto en el Kasinno Hotel, donde celebrará reuniones con altos cargos del NSDAP y del OKW intercaladas con visitas al frente. Durante una semana, Dantzig se convertirá de facto en la capital del Reich, todo un honor para una ciudad tan fervientemente nazi.
Apoteosis en Danzig con la entrada de Hitler. La pancarta del fondo reza "Un pueblo, un Reich, un Führer".
A cientos de kilómetros de las líneas del frente, en Moscú, se produce una cumbre germano-soviética. Altos cargos militares y civiles de ambos países acuerdan las nuevas fronteras de ambos países en Polonia. La cuestión no es baladí: el rápido avance de los alemanes ha provocado que la Wehrmacht ocupe una parte importante de la zona que pertenecía a la URSS según el acuerdo Molotov-Ribentropp. En virtud del acuerdo firmado hoy, los alemanes consiguen trasladar su frontera hacia el este a cambio de algunas concesiones en cuanto a las repúblicas bálticas. En ese mismo sentido, 5.000 campesinos germano-polacos que han quedado en la parte soviética son trasladados hoy por la Wehrmacht a la parte alemana, instalándolos en granjas confiscadas a los polacos. El Ejército Rojo llega hoy a Lvov y a Bialytosk, ciudades que ocupa sin oposición.Las primeras luces del día llegan a la asediada Varsovia. Las decenas de miles de civiles que permanecen en la ciudad tratan de sobrevivir un día más sin agua ni electricidad y con cada vez menos alimentos. Los militares que se aprestan para la defensa de la capital tampoco están mucho mejor. De repente, empiezan a llegar los inconfundibles sonidos de las bombas y del combate. Los alemanes han iniciado el asalto a Varsovia.
Tras asediar durante ocho días la ciudad, los alemanes inician el ataque. Desde el oeste avanzan las divisiones 10ª, 18ª, 19ª, 31ª y 46ª; desde el sur las divisiones 11ª, 32ª, 61ª y 217ª las que se lanzan a la ofensiva. En total, los alemanes disponen de 175.000 soldados, apoyados por 150 baterías de artillería y cientos de aviones de la Luftwaffe. Enfrente se econtrarán 120.000 polacos, hábilmente mandados por el General Walerian Czuma y perfectamente parapetados en los edificios. La lucha se anuncia sangrienta. Los alemanes comienzan a avanzar desde el oeste, encontrándose una dura oposición en los fortines Bem y Wolski. La resistencia polaca es feroz y roza el fanatismo. Los nidos de ametralladoras y los cañones anticarros polacos provocan auténticas matanzas entre los atacantes. En el sur la situación no es mucho mejor para los alemanes. Al final el día, los mandos alemanes ordenan detener el ataque y defender las posiciones recién conquistadas. El ataque alemán ha fracasado… por ahora.
Un cañón alemán del 105 bombardea VarsoviaFuera del área de Varsovia y en la también cercada ciudad de Modlin la resistencia polaca no es más que testimonial y desorganizada. Las unidades que no han conseguido escapar a Rumania se van disolviendo como azucarillos y se van entregando a rusos y alemanes. La mayoría son pequeñas unidades que se van abriendo paso a tiros hacia Varsovia o la frontera rumana, tratando de escapar como pueden, así como algunos enclaves en la costa báltica que continúan resistiendo.
Poco dura la alegría de los soldados que defienden Varsovia tras haber conseguido frenar ayer a los alemanes. Heridos en su orgullo y sorprendidos por la heroica resistencia de los polacos tras su frustrado gran ataque de ayer, los alemanes deciden cambiar de táctica. El General Blaskowitz recibe el mando de todas las unidades que asedian Varsovia, en un intento de evitar los casos de descoordinación que se han estado dando los días precedentes. Su primera tarea será reorganizar sus tropas y preparar un nuevo asalto. Mientras los alemanes se preparan en tierra, será la Luftwaffe la que lleve el peso principal de la lucha contra la guarnición polaca. La aviación alemana lanza hoy una operación aérea que empequeñece a todas las anteriores. 1.200 bombarderos se lanzan a un despiadado ataque aéreo sobre Varsovia, arrojando cientos de toneladas de bombas durante todo el día. Barrios enteros son reducidos a escombros, y las bajas civiles son cuantiosas. Pero la acción de la Luftwaffe no está exenta de problemas: en los barrios occidentales de la capital varias bombas caen sobre las líneas alemanas, matando por error a varias docenas de soldados alemanes. Un nuevo conflicto entre la Luftwaffe y el Heer está servido.
En el sur y ajenos al infierno que se vive en Varsovia, los soviéticos están ocupando Galitza sin encontrar apenas resistencia organizada.
El día de hoy será recordado como uno de los más oscuros de la historia de Varsovia. 420 bombarderos de la Luftwaffe bombardearán sin misericordia la capital polaca. Aunque son muchos menos que los que atacaron ayer, los cuatro centenares de aviones que castigan hoy la ciudad causan tal destrucción y pánico entre la población civil que el día de hoy será recordado en Varsovia como el “Lunes Negro”. Miles de cadáveres de civiles se apilan en las calles, pudriéndose bajo el sol, mientras que improvisadas piras funerarias se levantan en los parques públicos, inundando la ciudad de un fétido olor. Por si fuera poco, la falta de agua potable y de alimentos está comenzando a hacer mella entre la población civil, y empiezan a detectarse los primeros casos de enfermedades. A las afueras de la capital polaca, los alemanes lanzan hoy nuevos ataques, centrados en los fuertes del sur, consiguiendo tomar el fuerte Mokotowski, vital para la defensa de la ciudad. El General Blaskowitz, al mando de las fuerzas alemanas que asedian Varsovia, ordena preparar para mañana el que deberá de ser el asalto final.La 52ª División Soviética se enfrenta a 4.000 milicianos polacos en la localidad de Szack. Tras todo un día de fuertes combates los rusos se imponen, aunque han sufrido 2.400 bajas frente a 1.200 polacas. Es el mayor combate que se produce durante la invasión soviética de Polonia y una muestra de la resistencia que algunas unidades polacas aisladas siguen mostrando.
En el oeste, se rinde la ciudad-fortaleza de Mlodin. Diez divisiones polacas, cercadas desde hacía 18 días, se entregan a los alemanes. Era uno de los últimos centros de resistencia organizada. A partir de ahora, los combates los protagonizan unidades polacas aisladas que aun no han recibido la noticia de la rendición de Varsovia. Pese a que la radio alemana está dando la noticia del fin de la guerra contra Polonia, aun no han cesado del todo los combates.
Oficiales soviéticos y alemanes en Berlín. ¡La de vueltas que da la Historia! A las 12:00 los generales polacos Rommel y Czuma firman la capitulación polaca en Varsovia, que es aceptada por el general alemán Blaskowitz en el tren que hace de cuartel general del general germano (en la foto). Los combates en las calles de Varsovia continúan hasta las 20:10, hora en la que cesa ya toda resistencia armada. Tras tres intentos de tomarla, recibir miles de toneladas de bombas y resistir un asedio durante dos semanas sin agua ni alimentos, la capital de Polonia ha caído. Su resistencia pasará a la posteridad y será un símbolo de la heroicidad del pueblo polaco. Junto a la ciudad, 130.000 soldados y milicianos polacos son capturados. Durante la batalla por la ciudad han muerto 6.000 soldados y 24.500 civiles polacos. La Wehrmacht ha tenido 1.500 muertos y 6.000 heridos. Los alemanes irán desarmando progresivamente a los polacos a lo largo de los días siguientes.
Pese a la caída de la capital, unidades polacas aisladas siguen combatiendo en el área del río Bug y en la ciudad de Mlodin; algunas de esas unidades ni tan siquiera saben que Varsovia a caído. En la Polonia Oriental ocupada por los soviéticos, 150 policías y 11 militares polacos son ejecutados en Grabowiec por los comunistas; es la primera de las ejecuciones en masa tan típicas de los soviéticos.Continúan las escaramuzas esporádicas entre alemanes y unidades polacas aisladas, sobre todo en el área del río Bug. También hay algunas tropas polacas que siguen resistiendo en la zona ocupada por los soviéticos.
El General Wladislaw Sikorski, Primer Ministro Polaco en el exilio. Los militares polacos asumieron la dirección de la resistencia polaca en la exterior.
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