jueves, 12 de marzo de 2015

El terror del Frente




El francotirador es el hombre más temido en el campo de batalla, él solo puede detener a varios cientos de hombres, matando a sus oficiales, destruyendo sus radios y sobre todo generando miedo. El terror a la muerte invisible que genera un francotirador preciso y experto en camuflaje paraliza a los soldados normales, incapaces de defenderse de lo que no pueden ver. Precisión, maestría en el camuflaje y ante todo paciencia, son los secretos de un buen francotirador.
Veremos cómo surgió este tipo de soldado y cuales fueron los más famosos y mortíferos francotiradores.
El surgimiento de los francotiradores es casi tan antiguo como el nacimiento de las armas de fuego. Ya en los ejércitos de los siglos XVI y XVII había hombres con un “don” especial para la precisión, hombres que eran capaces de acertar, con sus rudimentarios arcabuces y posteriormente con los más evolucionados mosquetes, a blancos a distancias imposibles para el resto de los soldados. Pero es en los siglos XVIII y XIX, con la evolución de las armas y municiones, cuando surgirán compañías de francotiradores organizadas dentro de los ejércitos. Primero aparecerán, en las “Guerras Napoleónicas”, compañías de tiradores, que, armados con fusiles, tenían la misión de adelantarse al resto de las tropas para desgastar a los enemigos con sus certeros disparos. Posteriormente, durante la “Guerra de Secesión”, los ejércitos federales crearon compañías de francotiradores armados con precisos fusiles para enfrentarse a los mortíferos tiradores sureños, soldados acostumbrados a cazar desde niños con sus rifles y que tenían una temible precisión. Las compañías de francotiradores federales se nutrían de tiradores que seleccionaban mediante concursos de tiro y se caracterizaban por actuar libremente, al margen del resto del ejército y por vestir un uniforme verde que les ayudaba a camuflarse, en vez del característico color azul oscuro del ejército federal.

Pero el verdadero nacimiento de los francotiradores hay que enmarcarlo con el surgimiento de la “Primera Guerra Mundial” (1914-18)”. La guerra de trincheras fue la característica de esta contienda mundial y permitió el auge de los francotiradores, ya que este tipo de contienda, caracterizada por numerosas tropas inmóviles atrincheradas a pocos metros unas de otras, favorecía que existiesen numerosos blancos al alcance de los fusiles.

Los primeros que empezaron a usar fusiles con visor adosado fueron los alemanes, que adaptaron el fusil “Gewehr 98” para usar una variante con visor, aunque posteriormente los aliados usaron también fusiles con visor, principalmente de marcas comerciales y fusiles de caza especialmente adaptados.
Los francotiradores acechaban a sus enemigos desde la “tierra de nadie”, que separaba las trincheras y donde éstos se camuflaban, y observaban inmóviles con sus prismáticos a veces durante días, siempre acechando y esperando hasta que se presentaba la oportunidad de hacer blanco en algún soldado descuidado que asomara la cabeza de la trinchera. La actuación de los francotiradores era sobre todo importante para la moral, ya que reforzaba la de sus tropas y minaba la del enemigo, expuesto a recibir un disparo en cualquier momento de descuido, lo cual se sumaba a la ya de por si dura vida dentro de una trinchera. En esta primera contienda los alemanes destacaron sobre todo por su eficacia, fruto de la buena óptica de sus fusiles, muy superior a los de sus enemigos.
Si el nacimiento de los francotiradores modernos hay que buscarlo en la “Primera Guerra Mundial”, su desarrollo y madurez hay que situarlo en la “Segunda Guerra Mundial” (1939-45), durante la cual aparecieron números francotiradores o “snipers”, que cobraron eterna fama a lo largo de la contienda. Una vez más, fueron los alemanes los que empezaron a destacar como expertos francotiradores, gracias a la larga tradición de ejercitar a muchos de sus jóvenes en la caza y el tiro deportivo desde la niñez y a los esfuerzos del régimen nazi en militarizar a su juventud con la creación de las “Juventudes Hitlerianas”. Los alemanes crearon incluso una medalla, ”la Insignia del Águila”, con distintivos de honor para los francotiradores que abatieran a 20, 40 ó 60 enemigos, una insignia para destacar y premiar a los más certeros. No solo el entrenamiento mejoró, las experiencias de la anterior contienda mundial fueron aprovechadas por todos los bandos para mejorar las tácticas de combate, técnicas de camuflaje y equipamiento de los francotiradores alemanes o “Scharfschützen”. Los alemanes disponían de una veintena de estos “Scharfschützen” en cada batallón y siempre actuaban en parejas de tirador y observador.
El arma principalmente empleada por los francotiradores al principio de la contienda era el fusil básico de infantería con un visor óptico adaptado. Los británicos usaban una variante de su típico fusil “Lee Enfield P14” con mira telescópica modelo Aldis de 4 aumentos. Los alemanes usaron una variante de su famoso y preciso “Kararabiner K-98K” equipados con precisos visores de modelo Carl Zeiss, Swarovski y ZF-42 de 6 aumentos. Posteriormente también usaron variantes de su fusil semiautomático “G-43” con mira de 4 aumentos.
Los soviéticos, a partir de la reorganización de su ejército tras la debacle sufrida tras la invasión alemana, empezaron a crear eficaces binomios observador-tirador, creando una nueva fuerza altamente entrenada y motivada que sería la pesadilla de los confiados alemanes. Los snipers soviéticos usaban el fusil ”Mosin Nagant” con visor óptico Pu de 3,5 aumentos, un arma bastante efectiva, a la que posteriormente se añadiría el fusil semiautomático Tokarev-SVT con la misma mira Pu de 3,5 aumentos, un fusil que no era preciso a más de 200 metros, pero que contaba con gran cadencia de tiro.
Los norteamericanos usaban el fusil “Springfield M109A4” con visores Weaver de 2,5 aumentos o visores Unertl de 8 aumentos y el fusil semiautomático “M1 Garand” con visor Lyman de 2.2 aumentos. Por otro lado los japoneses usaron sus fusiles normales de infantería modelos “Tipo 97″ y “Tipo 99”, equipados con visores de 2’5 aumentos. Como dato hay que recordar que las miras de 4 aumentos eran eficaces hasta una distancia de 400 metros, mientras que las de 6 aumentos lo era hasta los 1000 metros. Además, de todos los visores usados, el mejor era el ZF-42 de 6 aumentos. Hay que anotar también que normalmente los francotiradores eran capaces de acertar en la cabeza de un hombre hasta 400 metros de distancia y en el torso hasta los 600 metros.
Los francotiradores apenas tuvieron protagonismo en los comienzos de la “Segunda Guerra Mundial”, ya que la guerra era una guerra de movimiento en la que los protagonistas eran los blindados y la aviación. Ya con la invasión alemana de la Unión Soviética y la aparición de numerosos combates urbanos, su uso se fomentó, sobre todo tras su actuación en el bando soviético para frenar el avance alemán. Fue en los terribles combates urbanos de Leningrado y Stalingrado donde cobraron tremenda importancia, principalmente los francotiradores siberianos del ejército soviético, que, escondidos entre las humeantes ruinas de cascotes, eran capaces de abatir numerosos blancos sin ser detectados. Entre estos fantásticos tiradores soviéticos se alzan sin duda la figura del mitificado Vasili Zaitsev, cazador siberiano que recibió la “Orden de Lenin” y fue declarado “Héroe de la Unión Soviética” tras matar a más de 400 enemigos, entre ellos al experto francotirador alemán Koening, hechos que se pueden visionar dramatizados en la película “Enemigo a las puertas”. Otros tiradores soviéticos destacados fueron el soldado Okhlopkov, la mujer soldado Lyudmila Pavlichenko, que mató a 309 enemigos, y Anatolij Chekov.

Aprendiendo el camuflaje de sus enemigos soviéticos, los francotiradores alemanes llegaron a alcanzar una gran perfección que los sitúa entre los más eficaces de la contienda, como comprobaron los aliados tras su desembarco en Francia y su avance hacia Alemania, siendo retardados numerosas veces por francotiradores alemanes, expertos en abatir oficiales aliados. Entre tantos tiradores alemanes selectos hay que destacar las figuras de los grandes francotiradores Mattheus Hetzenauer, que combatiendo en el frente oriental desde 1943 hasta 1945 logró causar 345 muertes confirmadas, y Sepp Allerberger, con 257 muertes en su haber.

También son de destacar las cifras que obtuvieron varios de los francotiradores finlandeses, maestros del camuflaje invernal y la precisión frente a los soviéticos, como las del mayor Simo Häyhä que usando un fusil soviético “Mosin-Nagant” modelo 28, eliminó a 542 soldados enemigos en tan solo 4 meses de guerra. También destaca Sulo Kolkka, que mató a unos 400 soldados rusos con su fusil.

En el frente del Pacífico la acción de los francotiradores japoneses estaba basada en el camuflaje y en la acción suicida. En vez de disparar y cambiar de posición para evitar ser detectados, los japoneses se subían a las palmeras y disparaban al mayor numero de blancos posibles a distancias menores de 50 metros, sin evitar ser descubiertos, y aunque con esta táctica suicida casi siempre causaban bajas al enemigo, en cuestión de pocos minutos eran irremediable abatidos y eliminados.
Los norteamericanos por su parte actuaban al estilo occidental. Agrupados en binomios y disparando sin dejarse descubrir, eran capaces de abatir a cientos de japoneses sin tener perdidas.
El apogeo de los francotiradores se sitúa en la cruenta batalla de Berlín, en la que los francotiradores alemanes tuvieron un papel fundamental, retrasando la toma de la ciudad por los soviéticos y causándoles cientos de bajas.

Tras el fin de la “Segunda Guerra Mundial” y la aparición de la guerra moderna, basada en la precisión de los bombardeos y las armas de destrucción masiva, la misión de los francotiradores parecía llegar a su fin… ¿Qué podía hacer un hombre armado con un fusil contra la lluvia de misiles y la tecnología punta? La respuesta es sencilla: mucho, y así se demostró durante la Guerra de Vietnam. En este conflicto, los norvietnamitas y la guerrilla vietcong usaron profusamente francotiradores armados con los míticos Mosin Nagant soviéticos de la Segunda Guerra Mundial, obligando a los norteamericanos a crear escuadras de francotiradores para defenderse de los continuos ataques enemigos.
Poco después, la CIA usó binomios de francotiradores (observador + tirador), encargados de infiltrarse en territorio enemigo para asesinar a altos cargos del Partido Comunista, oficiales del ejército norvietnamita, espías, ect…Uno de los más grandes francotiradores de la Guerra de Vietnam fue Carlos Hathcock, que consiguió abatir a 93 enemigos en un campo de batalla tan difícil, debido a la escasa visibilidad a larga distancia, como es la jungla. Hathcock consiguió también el record de disparo más largo, al abatir a un enemigo a 2.286 metros de distancia. Éste record estuvo vigente hasta que fue superado en el año 2002 por el francotirador canadiense Rob Furlong , quien durante la “Operación Anaconda” abatió a un miliciano talibán a 2.430 metros.
Durante la Guerra de Bosnia, en los años 90, se produjo un gran auge de francotiradores que protagonizaron grandes duelos en el combate urbano de Sarajevo. Sin embargo, el uso que los serbios usaron de los francotiradores para abatir civiles produzco un rechazo generalizado hacia este tipo de soldados.

Dos francotiradores destacados en estos años han sido Gary Gordon y Randy Shurghart, abatidos en Mogadiscio tras eliminar a unos 100 enemigos durante la actuación norteamericana en Somalia.
Por último cabe destacar el uso propagandístico de los francotiradores, como fue el caso de la actuación de “Juba” en 2003 y 2004. Juba era un supuesto francotirador de la insurgencia iraquí que, según los videos caseros que enseñaba la insurgencia por Internet, habría abatido a una veintena de soldados norteamericanos a distancias inferiores a los 100 metros. Las actuaciones de Juba se basaban siempre en las principales premisas de los francotiradores, no dejarse ver y no disparar más de una vez desde la misma posición de tiro, pero los videos son algo sospechosos, y es difícil determinar si su actuación fue real o fue un burdo engaño propagandístico.
Hoy en día, la acción de los francotiradores, normalmente encuadrados dentro de grupos de fuerzas especiales, se enmarca en la lucha contra insurgencia, la infiltración tras las líneas enemigas, la eliminación de blancos prioritarios como altos oficiales y políticos enemigos, y la actuación anti-terrorista.

Como vemos, el francotirador sigue teniendo cabida en la historia militar pese a los numerosos adelantos tecnológicos y es de suponer que su actividad seguirá evolucionando a la vez que las armas. Siempre los soldados temerán los disparos certeros disparados por estos mortíferos expertos del camuflaje denominados “snipers” o francotiradores.

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